Chile, Septiembre de 2008
Jóvenes compatriotas,
Despuntaba el alba de una mañana que cambiaría el rumbo no sólo de un pequeño país del sur del mundo, sino que le demostraría a otras culturas y naciones sometidas por el yugo de la siniestra que SI se podía luchar y vencer.
Mas, hubo de pasar muchos años, llenos de vicisitudes para consolidar una obra de profunda restauración, largamente anhelada por todos los chilenos. Esa obra que con esfuerzo y total entrega fue el motivo de vivir de nuestra patria adolorida.
Sin embargo, los años no resisten el azote del tiempo y muchas veces lo que fue totalmente claro se tiñe con el ocre que traen los vientos tempestuosos de la mentira y el desengaño, hasta que luego se torna en no más que un tenue soplo que trastoca la destrucción.
Aquel tinte que se escose en nuestras conciencias, ante la apariencia de libertad y derechos, jamás querremos que discurra escarlata y bañe las calles anegadas, mas no le tememos a la lucha, pues la verdad luce en nuestros estandartes.
Pero a los chilenos se nos ha dado mucho en la vida, una tierra hermosa y gente generosa, climas amables pero de marcado carácter, flora y fauna vivaz al contraste de áridos desiertos, mar y costas soñadas y codiciadas. Tanto por lo que luchar.
Jóvenes de Chile, todos nosotros, estamos llamados al servicio de nuestra patria, ya no ayudados por el frío plomo, sino por nuestras manos que se encuentran libres de cadenas, gracias a los hombres y soldados del 73.
Tomás A. Díaz Hormazábal
Juventud Muna
¡Unidos Somos Más!
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