Sergio Bunster, candidato a Alcalde de Puente Alto por el “Juntos Podemos”.
En verdad no gastaré mi tiempo hablando de este asesino impune, sino que me limitaré a citar un extracto de un reportaje que se hizo de su persona por el diario "La Nación":
fuente: http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20041113/pags/20041113194540.html
Hoy César Bunster Ariztía es un ciudadano más en este país, sin antecedentes penales y sin ninguna deuda con la justicia. No le debe nada a nadie. Después de 18 años clandestino, el 19 de enero de este año, la Corte de Apelaciones de San Miguel confirmó su sobreseimiento definitivo por prescripción del delito y, así, dejó en nada la acusación en su contra como integrante del comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que organizó y ejecutó el atentado en contra del general Augusto Pinochet, el 7 de septiembre de 1986, en el Cajón del Maipo - Predicador: en el que perdieron la vida cobardemente asesinados 5 escoltas, sin que responzable alguno haya mitigado el dolor de sus familias.
Coincidencia o no, el abogado que le tramitó el sobreseimiento de su proceso fue el reconocido jurista en la defensa de derechos humanos Hugo Gutiérrez, uno de los acusadores de Pinochet en el proceso que se llevó en Inglaterra y en los que se ventilan en Chile. En conversación con LND, Gutiérrez reconoció a grosso modo la historia, pero se negó a entrar en detalles.
Hasta 1985, Bunster... no contaba con pasaporte chileno... Ese año, la Embajada de Chile en México le otorgó por primera vez ese documento. Pero no fue hasta marzo del año siguiente que se decidió a volver, seis meses antes del atentado a Pinochet.
Con su excelente educación a cuestas, ataviado de finos trajes de corte inglés y mucho efectivo proveído por el FPMR, Bunster no tuvo ningún problema para arrendar, en una no despreciable suma de 600 dólares mensuales, una casa en el sector de La Obra, con acceso a la carretera por donde pasaba la comitiva de Pinochet cada vez que el capitán general bajaba desde su casa de El Melocotón. Es más, pagó por adelantado el arriendo de agosto a noviembre incluidos.
Acompañado en estos menesteres de una hermosa, fina y trigueña mujer, que se identificaba como su esposa y se hacía llamar Adriana o Cecilia, Bunster también arrendó por esos días cuatro de los cinco autos que se usaron para bloquear el paso a la comitiva y la posterior evacuación de la zona de los fusileros: un Datsun Bluebird, un Peugeot 504 SW con casa rodante, una camioneta Toyota y un jeep Toyota modelo Land Cruiser. Poco tiempo después se supo que la joven, en realidad, era Cecilia Magni, la mítica Comandante Tamara.
Ante el juez que instruyó la causa, Humberto Villavicencio, Bunster dijo que después del atentado nunca salió del país. Pero LND recogió testimonios que lo ubican muy lejos del alcance de las fuerzas de seguridad chilenas en los dos meses que siguieron al atentado. Bien lejos, en Cuba. Uno de esos testimonios indica que, en octubre de 1986, a sólo semanas de los hechos, Bunster y otros participantes del atentado sostuvieron una reunión con Roberto Torres en el Hotel Tritón de La Habana, “para contarle el cuento del atentado”. Torres, conocido como el Comandante Eduardo y cuyo nombre verdadero es Enrique Villanueva, posteriormente fue vinculado a la Dirección de Seguridad Pública e Inteligencia, más conocida como La Oficina.
A mediados del año pasado, en el más estricto sigilo, César Bunster pidió la prescripción del delito. Según consta en el expediente Nº 1-91-T de la Corte de Apelaciones de San Miguel, ésta le fue concedida por el juez instructor de la causa, Humberto Villavicencio.
En esta causa, Bunster nunca había sido procesado, porque no fue hallado, y permaneció todo este tiempo sólo en calidad de inculpado. Hasta que prestó su declaración indagatoria ante el juez Villavicencio el año pasado. “Se veía como un joven profesional muy bien preparado, alto, como un Tribilín. Admitió su participación en los hechos, dijo que había arrendado la casa y los vehículos”, recuerda el magistrado.
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En verdad no gastaré mi tiempo hablando de este asesino impune, sino que me limitaré a citar un extracto de un reportaje que se hizo de su persona por el diario "La Nación":
fuente: http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20041113/pags/20041113194540.html
Hoy César Bunster Ariztía es un ciudadano más en este país, sin antecedentes penales y sin ninguna deuda con la justicia. No le debe nada a nadie. Después de 18 años clandestino, el 19 de enero de este año, la Corte de Apelaciones de San Miguel confirmó su sobreseimiento definitivo por prescripción del delito y, así, dejó en nada la acusación en su contra como integrante del comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que organizó y ejecutó el atentado en contra del general Augusto Pinochet, el 7 de septiembre de 1986, en el Cajón del Maipo - Predicador: en el que perdieron la vida cobardemente asesinados 5 escoltas, sin que responzable alguno haya mitigado el dolor de sus familias.
Coincidencia o no, el abogado que le tramitó el sobreseimiento de su proceso fue el reconocido jurista en la defensa de derechos humanos Hugo Gutiérrez, uno de los acusadores de Pinochet en el proceso que se llevó en Inglaterra y en los que se ventilan en Chile. En conversación con LND, Gutiérrez reconoció a grosso modo la historia, pero se negó a entrar en detalles.
Hasta 1985, Bunster... no contaba con pasaporte chileno... Ese año, la Embajada de Chile en México le otorgó por primera vez ese documento. Pero no fue hasta marzo del año siguiente que se decidió a volver, seis meses antes del atentado a Pinochet.
Con su excelente educación a cuestas, ataviado de finos trajes de corte inglés y mucho efectivo proveído por el FPMR, Bunster no tuvo ningún problema para arrendar, en una no despreciable suma de 600 dólares mensuales, una casa en el sector de La Obra, con acceso a la carretera por donde pasaba la comitiva de Pinochet cada vez que el capitán general bajaba desde su casa de El Melocotón. Es más, pagó por adelantado el arriendo de agosto a noviembre incluidos.
Acompañado en estos menesteres de una hermosa, fina y trigueña mujer, que se identificaba como su esposa y se hacía llamar Adriana o Cecilia, Bunster también arrendó por esos días cuatro de los cinco autos que se usaron para bloquear el paso a la comitiva y la posterior evacuación de la zona de los fusileros: un Datsun Bluebird, un Peugeot 504 SW con casa rodante, una camioneta Toyota y un jeep Toyota modelo Land Cruiser. Poco tiempo después se supo que la joven, en realidad, era Cecilia Magni, la mítica Comandante Tamara.
Ante el juez que instruyó la causa, Humberto Villavicencio, Bunster dijo que después del atentado nunca salió del país. Pero LND recogió testimonios que lo ubican muy lejos del alcance de las fuerzas de seguridad chilenas en los dos meses que siguieron al atentado. Bien lejos, en Cuba. Uno de esos testimonios indica que, en octubre de 1986, a sólo semanas de los hechos, Bunster y otros participantes del atentado sostuvieron una reunión con Roberto Torres en el Hotel Tritón de La Habana, “para contarle el cuento del atentado”. Torres, conocido como el Comandante Eduardo y cuyo nombre verdadero es Enrique Villanueva, posteriormente fue vinculado a la Dirección de Seguridad Pública e Inteligencia, más conocida como La Oficina.
A mediados del año pasado, en el más estricto sigilo, César Bunster pidió la prescripción del delito. Según consta en el expediente Nº 1-91-T de la Corte de Apelaciones de San Miguel, ésta le fue concedida por el juez instructor de la causa, Humberto Villavicencio.
En esta causa, Bunster nunca había sido procesado, porque no fue hallado, y permaneció todo este tiempo sólo en calidad de inculpado. Hasta que prestó su declaración indagatoria ante el juez Villavicencio el año pasado. “Se veía como un joven profesional muy bien preparado, alto, como un Tribilín. Admitió su participación en los hechos, dijo que había arrendado la casa y los vehículos”, recuerda el magistrado.
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Pero, ¿cual es el motivo por el que deba recordar a este delincuente, a este asesino?, principalmente dos. El primero es que se presenta como candidato a Alcalde de Puente Alto y cómo tal fue invitado por el programa Réplica de Canal 13, quien se dió el lujo de hablar acerca de la delincuencia. Finalmente, en su "derecho a réplica" dijo: vote por la lista "d", de "decencia", "dignidad" y "democracia", mas, yo le podría replicar diciendo no vote por la lista "d", de "decadente", "degradante" y "demagógica".
Si, el colmo de la impunidad, que los delincuentes y fríos asesinos de otrora con gran indiferencia y falta de pudor, sin asomar un atisbo de misericordia por todos los que mataron (mientras cumplían con el deber legal y moral de defender al país), postulen a cargos que suponen desde ya una decencia y una aptitud especial de servicio.
Por tanto, la labor del alcalde no puede ser asumida por un personaje del calibre del frentista Bunster, que se rió de la justicia verdadera.
Sin embargo, aunque este ex prófugo se haya amparado en un resquicio legal para burlarse de sus victimas gracias a su impunidad legal, ya que reconoce abiertamente su participación culpable, no puede salvarse del juicio del Pueblo, que piensa, siente y valora a los hombres de bien, condición que se mantiene en la memoria ciudadana a lo largo de toda nuestra historia.
El Predicador.
El Predicador.
2 comentarios:
panda de fascistas askerosos...por kulpa de gente komo vosotros hay tanta desigualdad y miseria en el mundo...
Anomino: te recomiendo dos cosas.
1) se valiente y da la cara cuando des comentarios, especielmente tan mal educados y confrontacionales como el tuyo.
2) estudia un poco más tus opiniones, nuestro movimiento es Cristiano, tradicional y apunta econónicamente hacia un sistema liberal y social de mercado, osea, nada más lejos del fascismo
Administrador.
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