domingo, 2 de noviembre de 2008

Descriterio jurídico: política frente a las drogas.

Siempre se habla de las prohibiciones, del estatismo, del paternalismo, de los atropellos, etc. etc. y se busca una salida cómoda hacia lo que le convenga a las minorías procurando que las mayorías no se den ni cuenta, así se ganan más votos me imagino.

Nosotros, los verdaderos liberales y progresistas, no hablamos de prohibiciones, puesto que no tiene sentido, o acaso ¿cuenta el Estado con una bola de cristal para anticiparse a todo lo que estima nocivo y prohibir a destajo?, No.

Qué hace un Estado que respeta la libertad de las personas, a la vez que coopera de forma directa e indirecta (promoviendo el espíritu emprendedor) con la educación: pues sólo permite a los particulares, pero ¿qué? es la pregunta, pues inmediatamente puede sonar a caos y anarquía.

- Sencillamente, esa es la mordaza que se le ha puesto a la libertad humana, la de asumir a priori que somos perversos, la de estimar que sin papa fisco no somos nadie -.

Si, ¿qué?. Y la respuesta no puede ser más obvia: todo aquello que va dirigido al bien común, al respeto de la justicia, al emprendimiento personal, etc. etc.

Pero ¿a qué va tanto preámbulo?: a que se dice, ¡oh!, ¡cómo es posible que el Estado se meta en la conciencia del pueblo e imponga esto si y esto no!, respeto por favor a la privacidad. Y así es que se deben cerrar los ojos hacia el aborto, hacia la píldora abortiva, hacia la adopción por homosexuales, a la drogadicción.

Si, hoy es el turno de la drogadicción y la Ley pal`bronce que nos gastamos. Una ley pauperrima y timorata, netamente influenciada por una concepción estúpida de la vida. Perdón por mi lenguaje, pero e conocido, talvez al igual que Uds., a muchas personas que se han perdido en las tinieblas de la droga y nunca pudieron volver.

Mientras el Estado no tenga una política clara en contra de las drogas creo que perdemos el tiempo, ya que ese cáncer social cada día corrompe más y más a nuestra sociedad, especialmente a los más jóvenes, haciendo de su metástasis urbana el licor más amargo jamás servido.

¿Y qué era todo eso de la libertad?, pues que el Estado no prohíbe ni puede prohibir, solamente puede amenazar con una sanción aquellas conductas que se escapan del plan para ser una gran nación. Así, no es que se "irrespete" la intención de aquel que "libremente" quiera drogarse, sino que "si te pillo, después no alegues". Cuando las reglas están claras y son transparentes no se puede culpar al resto.

Permitir la institucionalización del consumo y tenencia de drogas con fines exclusivamente particulares es una muestra de estupidez legislativa. Un signo inequívoco de no tener la más mínima idea de hacia donde va la micro, de ser penca y malo entre los malos políticos que viste nuestra poli-farándula.

Una comparación ilustrativa:
Reducción de especies robadas: art 456 bis Cód. Penal "El que conociendo su origen o no pudiendo menos que conocerlo, tenga en su poder, a cualquier título, especies hurtadas o robadas... ...sufrirá la pena de presidio menor en cualquiera de sus grados (61 días a 5 años y un día) y multa de 5 a 20 UTM ($160.000 a $640.000)".

Cuál es el objeto de penalizar la receptación: En primer lugar disuadir el mercado de de bienes robados puesto que su formación involucra distintos y graves delitos, por otro lado corresponde a un comercio informal por el cual no se pagan impuestos.

Consumo personal de drogas: Art. 4, Ley 20.000 "El que, sin la competente autorización posea, transporte, guarde o porte consigo pequeñas cantidades de sustancias o drogas estupefacientes o sicotrópicas, productoras de dependencia física o síquica, o de materias primas que sirvan para obtenerlas, sea que se trate de las indicadas en los incisos primero o segundo del artículo 1º, será castigado con presidio menor en sus grados medio a máximo y multa de diez a cuarenta unidades tributarias mensuales, a menos que justifique que están destinadas a la atención de un tratamiento médico o a su uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo".

En definitiva se reprime mediante la amenaza de la sanción al que sabidamente adquiere o porta un objeto proveniente de un delito como un celular y no se reprime al que sabidamente adquirió las drogas mediante un delito de tráfico, pero que las porte "actualmente" para consumo personal.
Es un despropósito que no merece análisis.

En definitiva, estamos nuevamente frente a otro total desatino de nuestras autoridades, producto de su deficiente concepción de la humanidad, a la cual la priva de su dignidad, en este caso por una falta de omisión imperdonable.

Juventud Muna

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