lunes, 15 de diciembre de 2008

La burbuja chilensis

Claramente las cosas huelen mal en Chile. Por un lado es ingenuo – o demagógico – pensar en que los efectos de la crisis no nos afectan y, por otro, la oferta de créditos no disminuye en lo más mínimo.
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Así, tenemos en un lado del Ring al sr. Martínez, Pte. de la CUT, quien dice según La Tercera “se está creando una "alarma pública" que favorece reformas como la flexibilidad laboral”. Asimismo, en entrevista con radio Cooperativa manifestó que "el Gobierno y empresarios están haciendo una alarma pública de un tema que en realidad, hay una amenaza de desempleo, pero no creo que sea tanto y más bien creo que hay otras intenciones tras esta amplificación del tema". Así, el enemigo de los trabajadores prosigue: "Se van a perder empleos, pero van a aparecer otros (...) quizá sean más mal pagados, pero lo que hay aquí es una discusión en la calidad del empleo, en la forma de dar el empleo y ése es el debate, y no sobre la amenaza", sostuvo.
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Martínez criticó que ese clima de inseguridad permitirá "reformar la legislación laboral para darle más flexibilidad a los empresarios y desproteger a los trabajadores".
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Por nuestra parte esperamos que el sr. Martínez tenga visión de pitonisa y de una vez por todas pueda flexibilizarse el mercado laboral. Ya hemos sostenido que esta flexibilización, unida de un set de reglas claras del juego, con sanciones adecuadas, podría imprimir a nuestra economía un aliciente de desarrollo en tiempos de crisis. Asimismo, según sostenemos, le permitiría al trabajador contar con verdadera libertad al poder renunciar y poder ser indemnizado de todas formas como si fuera un derecho adquirido. Por otro lado, también hemos insistido en que para muchos estudiantes la flexibilidad laboral les permitiría estudiar lo que quisieran, costeándoselo ellos mismos y aún poder ayudar a sus familias.
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Se habla mucho de trabajo por parte del monopolio comunista que es la CUT, sin entender con altura de miras cómo funciona el sistema. Claramente, para ellos, el sistema debe ser reformulado hacia un estatismo voraz que conculque la libre iniciativa particular.

Ahora, en la otra esquina, tenemos la especulación empresarial, porque una cosa es defender el sistema, pero otra muy distinta es cerrarse los ojos ante las deficiencias del mismo. Sin embargo, no caeremos en el típico discurso progre, sino que con todas sus letras condenamos a todo aquel empresario que abusa de su condición. Aquí, hacemos un distingo.
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1. Hacia los trabajadores: La misma flexibilidad, unida de reglas claras del juego y sanciones adecuadas permitirá que hacia los trabajadores el respeto a sus derechos se incremente. Claramente la experiencia demuestra que tanto la intromisión del Estado como de la CUT no ha servido de mucho. En cambio, la experiencia de países desarrollados demuestra el aserto de la flexibilidad.
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2. Hacia los consumidores: Aquí si existe una verdadera especulación crediticia ya que día a día se ven más ofertas, sin sopesar que estemos en plena crisis financiera y posiblemente dentro de corto plazo de empleo. No queremos ser agoreros de mala suerte, pero de acrecentarse la crisis necesariamente debe haber desempleo lo que podría significar una cesación de pagos más o menos grande.

3. Hacia los empresarios: Se dice que empresario es sinónimo de derechista y ojala fascista. Lo que es una gran mentira. Hay empresarios comunistas, tan o más déspotas que uno de derecha, y como no si en verdad no creen en la importancia del ser individual. La bondad o maldad del empresariado debe medirse en cuanto a la persona que está detrás. Así, hay empresarios de gran nivel altruista como el fallecido sr. Claro, quien ayudaba permanentemente a instituciones de beneficencia. Estamos convencidos que una mirada más Cristiana permitiría grandes soluciones.
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Así, todo el discurso progre lo único que hace es confundir al trabajador y darle falsas esperanzas y, lo que es peor, acrecentar rencillas clasistas.
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Tomás Díaz H.
Pte. Juventud Muna

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